16 jun 2014

Capítulo 4








   Demonios, no puedo hacer o decir nada bien cuando estoy a su alrededor, siempre tengo que joderla, pero me cabrea cuando me mira de esa manera, toda suplicante, deseosa y con algo más, solo me dan ganas de tomarla en este mismo instante, follarla y hacerle el amor todo al mismo tiempo, es por eso que me cabrea, porque nunca he querido hacer el amor con alguien. – Lo siento, no sé por qué me comporto así – le digo en un susurro, pero demonios esta chica me hace querer derribar mis muros para ella y eso simplemente no va a pasar, no otra vez y menos por la misma chica. – Está bien, no te preocupes –suena triste y es por mí – Mírame – le ordeno. Y que me jodan, porque cuando sus hermosos ojos cafés con motas amarillas se encuentran con mi mirada me hago un charco así tal cual, solo bastó una mirada suya para ponerme todo duro y listo para ella. Trato de aclarar mi mente, porque me olvidé de cada pensamiento coherente que pude haber tenido. – Lo lamento, no estés triste. Es solo que acostumbro a ser un idiota sin razón – Parece pensar en sus palabras y luego solo sacude su cabeza y sonríe. Se da la vuelta y continua con su trabajo, así que la dejo terminar mientras veo lo hermosa que luce cuando está concentrada en algo.

   Me despierto con el suave sonido de su voz, la atraigo a mis brazos y ella chilla de la sorpresa; entierro mi nariz en su cuello para oler ese dulce aroma a chocolate y de pronto me golpean mis acciones. – Lo lamento estaba adormilado – es la mejor escusa que se me puede ocurrir en este momento. – Si, adormilado mi culo, ahora suéltame idiota y vete que mis padres llegarán en cualquier momento – Sip allí está lo que produzco en ella.

   Estoy aburrido como la mierda, así que llamo a Ronny para ver que planea hacer; este tipo sale con unos planes buenísimos para distraerse, que es justo lo que necesito en este momento.

   ¿Qué te parece si vamos a la playa?, no me siento muy motivado, y tal vez al ver a unas cuantas chicas guapas me consigan levantar el ánimo – me dice Ronny al otro lado del teléfono – Bueno, pero ni creas que me voy a ligar con alguna de ellas, ya aprendí la lección con las últimas – le digo con una mueca en la cara al recordar aquella horrible escena de nosotros con las chicas, que hasta que llegaron a la cama no nos habíamos percatado de que al parecer eran algo más que solo chicas – Ni que lo digas, yo aun no aprendo la mía. Quiero a una tipa morena esta vez, y me voy a asegurar de que no venga con sorpresas. – Ambos nos largamos a reír ante el recuerdo. – Vale quedamos en quince en la Playa, voy por mi moto y ya salgo. – Cuelgo y me dirijo a mi casa para coger las llaves que las dejé en el bolcillo de mis vaqueros de la noche anterior. Entro a mi habitación para coger mi chaqueta de cuero preferida cuando siento ese delicioso aroma a chocolate por todo el lugar – necesito salir de aquí de inmediato, o de lo contrario iré nuevamente a su casa y no seré capaz de controlarme.

   ¡Hey! ¿Cómo te va? – Dice Ronny cuando nos encontramos – No mucho – es todo lo que digo, por ahora quiero guardar el encuentro de estos dos días para mí. – Pero mira cuantas bellezas hay hoy en la playa, ¿no te parece? – Pero apenas lo escucho, porque mis ojos ya encontraron a la belleza que querían ver, al parecer le tomó menos tiempo que a mí en llegar aquí. Ella está en un trikini blanco que resalta su piel morena, y hace que su cabello luzca aún más rojizo; está con la misma niña de la fiesta y con dos chicas más. Ronny se da cuenta de mi repentina desconexión y ahora está mirando en la misma dirección que yo – A eso es lo que me refiero, esas son las mejores del lugar, me quedo con la pelirroja ella es lejos la más sexy y quiero probar esos deliciosos labios suyos - ¡Aléjate de ella! – Siseo entre dientes – Cálmate ya, ¿qué carajos te pasa? – no te acerques a ella, no lo volveré a repetir – y me alejo caminando hacia la orilla de la playa. Comienzo a quitarme la ropa para quedar en mis boxers, voy corriendo al agua y me sumerjo en ella lo más lejos que las olas me permitan. Se siente demasiado frío, y se están entumeciendo mis extremidades. Pronto lo único que siento son las olas reventando contra mi cuerpo.

Me siento más relajado ahora, ya no siento tanto esas ganas de estrangular a Ronny, salgo del agua y me encamino a su lado. - ¿Qué fue todo eso? – pregunta Ronny con un tono de enojo en su voy – Lo siento hermano, pero esa chica a la que estabas mirando ha estado en mi mente desde que la rescate el otro día en la fiesta – no le digo que la conocía desde hace muchos años atrás, esa parte la omito y solo le cuento eso y le digo cómo se sintió ella en mis brazos cuando la atraje a mi cuerpo para que estuviera tranquila y a salvo, y cómo me sentí cuando desperté al otro día y ella no estaba. Le cuento todo y él solo escucha. Cuando termino de hablar Ronny me mira directamente a los ojos y me dice que está bien que reaccione así, que él no sabía todas las cosas que pasaban por mi cabeza, me preguntó por qué el repentino interés por esa chica. Creo que le tendré que contar toda la historia, desde que la conocí hasta el día en que nos dejamos de ver, y el día en que la encontré por primera vez después de tantos años sin ver su rostro. – Sentémonos – le digo en un suspiro derrotado – Verás… yo conocí a Alex, que es esa pelirroja que tu vez por allá, hace catorce años atrás, en ese tiempo éramos vecinos y un día la ví sentada sola en su patio jugando con autitos y pensé “las niñas no juegan con autos, juegan con muñecas… que niña más rara”, me acerqué a decirle exactamente lo que estaba en mi mente y ¿sabes lo que me dijo? “no me gustan las muñecas, son para nenas y yo no soy una nena” en ese momento pensé que era la chica más genial que había visto. Nos hicimos amigos instantáneamente; jugábamos todos los días, había noches en las que nos quedábamos hasta tarde en su patio mirando las estrellas y ella me contaba que tal había estado su día. Pasaron los años y para el momento en que ella cumplió los 10 años yo estaba enamoradísimo de ella, yo tenía 12 en ese tiempo y lo único que sabía era que le tenía que decir que me gustaba porque si no yo iba a perder mi oportunidad. Así que en su fiesta de cumpleaños cuando la fui a buscar a su habitación para entregarle su regalo y decirle lo que sentía, me encuentro que ella está conversando con un chico de su clase y que al parecer le gustaba porque era toda sonrisa. Me quedé a escuchar de lo que estaban hablando y lo que oí me rompió el corazón en dos. Él se le estaba declarando y ella correspondía sus sentimientos. Quede devastado… me fui en ese momento, pero le dejé su regalo en la puerta de su habitación, me topé con su madre en mi camino a la salida, ella vio mi cara de tristeza y me preguntó qué había pasado, yo solo le dije que me sentía mal y que le dijera a Alex que me iría a casa y que no volvería. Su madre no me creyó, pero no insistió. Me fui a casa y cuando estaba por cerrar la puerta la veo correr tras de mí, “¿por qué te has ido? Me pregunta con la voz quebrada y al borde de las lágrimas, “no me sentía bien” mentí y ella como me conocía tan bien lo notó al instante y me dijo “puras mentiras, quiero saber por qué no quieres estar con migo en este día, qué ha pasado si ayer estábamos emocionados por que este día llegara”. “Tú ya no me necesitas”, al decir esto me arrepentí, porque al verla con su cara deformada por el dolor me di cuenta de que no quería perderla, que si no iba a ser mi novia al menos quería que fuera mi amiga “lo siento, no quise decir eso” le dije de vuelta al notar que tenía los ojos llorosos y su boca formaba un puchero, “me iré, espero que te sientas mejor” y con eso se fue, pero no sin antes dejar escapar un sollozo que creyó yo no escucharía. Pero lo hice y fue por eso que después de un tiempo nada fue igual. Sí, seguíamos viéndonos, aunque ahora menos ya que ella tenía novio, pero pasaba más tiempo con migo que con él.

Pasaron dos años más y cuando volvía a casa después del colegio veo que hay unas maletas en la puerta principal. Cuando me doy vuelta para tratar de entender lo que veía me doy cuenta de que mi padre estaba arreglando más cosas en una maleta, “¿nos vamos de viaje?” le pregunté esperanzado y cruzando mis dedos por que fuera eso y no otra cosa. Mi padre me miró a los ojos en ese momento, tenía una mirada triste y su seño estaba ligeramente fruncido, sus ojos estaban rojos teñidos de algún sentimiento que no entendí, pero que con el tiempo me di cuenta de que era traición y derrota, “lo siento pequeño, pero en este viaje no podrás venir con migo, te amo y espero que seas bueno con tu madre y que tus notas sean las mejores. Quiero que seas fuerte y que cuides a esta familia, ¿de acuerdo?” estaba llorando mientras asentía. Corrí a darle un abrazo a mi padre comprendiendo que se iba y que no lo vería tan seguido como antes, le dije cuanto lo quería y que le echaría de menos.

Ese día me rompí, fui a casa de Alex para contarle lo que había pasado, ella me sostuvo en sus brazos toda la noche en su cama mientras yo lloraba como un bebé. Me susurraba cosas tranquilizadoras al oído y me decía que ella me quería y que no me dejaría solo jamás, que si era necesario me ataría en la cama y no me dejaría ir. Esa noche me dormí entre sus brazos, me sentía tan bien y tan mal, todo a la vez. En la mañana desperté y ella estaba mirando mi rostro apoyada en un codo “buenos días, ¿Cómo te sientes?” dijo en un susurro y su aliento llegó a mi boca “mejor” respondí sin aliento, porque el suyo me dejo así y no entendía el por qué. En ese entonces yo ya tenía catorce y ella doce. Podía sentir el cambio en nuestros cuerpos, la notaba de una manera en la que antes no lo hacía, al estar a su lado antes solo me hacía querer abrazarla, y en ese momento quería algo más. Sentía algo raro en mi cuerpo, un poco hacia el sur y su cercanía más su aliento me provocaba para que la besara. Creo que ella también lo sintió, porque su respiración se hiso más pesada al igual que la mía, “no podemos” me susurro mirando mis labios mientras inconscientemente ella lamía los suyos, eso provocó una reacción aún más violenta en mi cuerpo “ya lo sé, pero quiero hacerlo así como veo que tu igual” y lentamente me fui acercando a ella. Alex no se movió, solo cerro sus ojos a la espera de que mis labios rozaran los suyos y cuando lo hicieron todo se sintió bien, como si nuestros labios pertenecieran juntos. Comenzamos lentos y tímidos, pero al pasar unos minutos nuestros besos se volvieron más desesperados y torpes, mi lengua salió inconsciente en busca de la suya, al principio ella se detuvo cuando hice eso, pero luego ella abrió su boca dándole la bienvenida a mi lengua. Cuando lo hizo nuestros besos se volvieron aún más salvajes y desesperados, como si no pudiéramos tener suficiente del otro; en un movimiento yo estaba tumbado sobre ella mientras que Alex recorría mi cuerpo con sus manos insistentes. Terminamos jadeando en busca de aire mientras buscábamos los ojos del otro con la mirada, en ese momento supe que la amaba y no lo dude ni por un segundo “Te quiero” le dije con sentimiento, al principio ella solo me miraba con lágrimas en sus ojos, después de un largo silencio y varios suspiros de su parte ella hablo “También te quiero”.

Después de eso Alex rompió con su novio para pasar más tiempo con migo, tratábamos de descifrar qué era lo que había entre nosotros, a qué se debían estos sentimientos, pero lo más importante era que lo estábamos descifrando juntos.

En esa semana llegué a casa y vi a mamá hablar por teléfono, más que hablar ella le gritaba a la otra persona “eres un idiota… noo jamás lo volverás a ver… Sé que por mi engaño te fuiste, pero no te quiero cerca de nuestro hijo… Era tu mejor amigo, lo sé, pero él me trató mejor de lo que tú lo hiciste… Cállate idiota no lo verás” y mientras escuchaba como mi madre decía que por engañar a mi padre éste se fue quedé hecho una furia. Fui por mis maletas, llamé a papá para preguntarle donde vivía y preguntarle si es que podía vivir con él, porque no soportaba estar con una mentirosa. Esa misma noche me fui sin decir adiós a nadie, no quería mirar atrás, porque si lo hacía vería que estaba dejando a la chica a la que había llegado a amar, vería a la chica con la que estábamos recién descubriendo nuestro amor juntos, porque vería que estaba dejando atrás a mi mejor amiga, a mi novia, a mi gran amor. Tenía la esperanza de que al menos ella llamara, pero no lo hiso, con el tiempo se volvió cada vez menos doloroso para mí, pero también el tiempo hiso que mis sentimientos por ella pasaran de amor a odio. Odio, porque jamás llamo, porque al parecer me di cuenta de que nunca me quiso lo suficiente como para preocuparse a dónde había ido, qué había pasado con migo, qué iba a pasar con nosotros. Por eso la terminé odiando a ella y a mí. Nos odie por abandonar lo nuestro tan fácilmente.

Han pasado poco más de siete años desde que supe algo de ella, desde que me alejé de este lugar. Cuando mamá llamó unas semanas atrás para decirme que no aguantaba el estar sin mí, vine a verla. No sabes mi sorpresa cuando descubrí que ella había muerto; jamás volví a ver a mi madre. A pesar de todo aun la quería, pero ella jamás lo sabrá, porque no esperó lo suficiente para saberlo. Mamá dejó un testamento en el que me dejaba la casa que una vez compartí con ella cuando pequeño; volví a casa de mi padre para buscar mis cosas e irme de ese lugar, porque para se volvió un maldito alcohólico que no podía ni levantar su trasero para ir a trabajar. Así que no lo pensé dos veces para mudarme; cuando iba de camino de nuevo a mi nueva casa la ví… Demonios hubieras visto su cara, era como si hubiera visto un fantasma, pero luego me miró de la manera en que solía hacerlo hace años atrás, con cariño, como si me extrañara de alguna manera. Me miró con hambre de todo lo que yo tuviera para dar. Esa vez con algo de temor caminé hacia ella, caminé hacia la chica a la que una vez amé, y al llegar a ella me golpeó la realidad, que ella jamás llamó, que nunca se preocupó. Cuando dije su nombre se sintió tan raro que me cabree al instante, Alex se giró y para mi sorpresa se veía estupenda, había cambiado, aunque su pelo seguía del mismo color, y sus ojos estaban más hermosos que antes, tenía curvas en todos los lugares correctos aunque no creció demasiado su tamaño es perfecto. Estaba perfecta y eso solo hiso que quisiera cabrearla, así que lo hice “Oh” fue lo que contestó al escuchar su nombre de mi boca. Se veía tan inocente, soñadora y luego se dio cuenta de lo que dijo y su mirada cambió a una con el ceño fruncido. “Ha pasado un tiempo Alex, veo que has crecido. Te ves realmente deliciosa… ¿A quién mirabas hace un segundo?” Su mirada se veía sorprendida, pero rápidamente se compuso, aunque su rostro estaba ligeramente sonrojado “A nadie, solo espero el autobús”, eso fue lo más sínico que he escuchado, en mi mente estaba bastante divertido con su pésima actuación “Si claro como si te lo creyeras, ahora… cuando termines de comerme con los ojos te puedes ir al carajo.” Dicho eso me giré sobre mis talones y me dirigí a casa. Estaba agotado por mi encuentro con ella y en la semana que pasó cada vez que la veía no hacía más que molestarla. Eso hasta la noche de la fiesta… la vi y se veía de muerte con ese pequeño vestido y cuando ví a ese malnacido de Marcus no sé qué arrastrándola y tratando de violarla momentos después todos los sentimientos que tenía por ella volvieron a mí, y sentí que tenía que cuidarla y amarla. Pero Ronny, me conoces, jamás le abriré mi corazón a alguien nuevamente, no para que lo pisotee en la primera oportunidad que tenga.
   Cuando Ronny se da cuenta de que finalicé mi parte de la historia con Alex me dice – hermano, no tenía idea. Puedes contar con migo para lo que necesites, incluso haré del maldito cupido si es necesario, pero te apoyaré sea lo que sea que hagas.

Capítulo 3





   Me despierto con un terrible dolor en mi cara, cuando trato de moverme no puedo, porque hay algo sosteniéndome con fuerza por mí estómago. Una mano. Trato de recordar qué demonios pasó en esa fiesta, pero solo obtengo unos pequeños vistazos. Miro detenidamente la mano que me está sosteniendo y noto que es enorme, pero cálida. Su brazo es bastante musculoso por lo que puedo ver. Dios ese tatuaje, lo he visto en algún lado pero no recuerdo dónde, me es bastante familiar ese aroma también. Trato de hacer memoria, recordando a todas las personas que usan ese tatuaje, y sólo se me viene uno a mi mente… ¡No puede ser! Lucas…

   Me remuevo incomoda entre sus brazos y noto algo duro presionando contra mis nalgas. Me giro en sus brazos para obtener un último vistazo de él y no se me pasa el detalle de que está TOTALMENTE DESNUDO. Me apoyo en mi codo para ver mejor el pedazo de cuerpo que este hombre tiene, sus abdominales bien definidos, un poco de bello en su estómago que lo hace ver aún más sexy, y Oh por Dios, jamás he visto uno así de cerca, es gigante y grueso, tiene venas a su alrededor y en la base cuelgan dos bolsas bien apretadas. Sus piernas son musculosas y bronceadas, y su rostro. Mi Dios, es por eso que no quería mirar este rostro, es perfecto. Mandíbula bien definida, sus pestañas largas y oscuras ocultan, como recuerdo, unos hermosos ojos color miel. Este rostro hubiera sido mi perdición, si él no fuera siempre un idiota a mi alrededor.

   Trato de salir de su abrazo lo más lento posible para que no se despierte, busco a tientas mi ropa y cuando por fin encuentro mi vestido está todo rasgado. Me conformo con unos pantalones de deporte que encuentro en el armario, me quedo con la sudadera puesta, luego me dirijo al cuarto de baño en busca de un poco de pasta dental. Cuando me encuentro en la sala de estar busco por un papel y un lápiz para dejarle una nota, con la esperanza de que la lea en cuanto despierte y me marcho.



   En mi habitación llamo a Sam para decirle que pase por mi casa lo más pronto posible, porque necesito hablar con ella sobre la noche anterior.

   Mientras espero por ella voy a preparar el almuerzo, no hay nadie en casa, así que asumo que salieron sin mi… otra vez. Busco lo que se prepare lo más rápido posible, porque mi estómago ruge como un maldito león, me decido por pasta con unas croquetas de pollo. Pongo la pasta en agua y enciendo el horno para precalentarlo por un minuto y luego pongo dentro mantequilla y las croquetas de pollo.

   Sam llega cuando tengo la comida lista servida en la mesa, así que primero almorzamos tranquilamente y en silencio con el ruido de las noticias de fondo. Para cuando terminamos mi lengua pica por hablar sobre anoche, pero primero tengo que limpiar y ordenar el desastre que causé. En tres minutos tenía todo listo, así que nos acomodamos en la sala de estar y apagué la TV.

   Ok habla – le digo, para que ella me cuente lo que pasó – Muy bien, ¿qué quieres saber? – Todo, como te dije no recuerdo nada, solo cuando llegamos y salí a tomar un poco de aire, luego de eso tengo lagunas. – Ya, mira lo único que yo vi fue que el chico caliente que te follaba con los ojos al principio de la fiesta te cargaba en sus brazos y tú estabas cubierta hasta el cuello. Corrí hasta él, y note que tenías cortes en tus labios y mejilla, así que le grite para que me dijera qué te había hecho. Él solo me dijo que un tipo en alguna habitación te trato de violar y se marchó contigo en sus brazos. Cuando fui a la habitación que me había dicho, encontré a Marcus sangrando en el piso. - … Me he quedado sin palabras.- Recuerdo un poco más ahora, cuando salí por aire Marcus llegó tras de mí para molestarme, luego recuerdo un golpe y a partir de ahí nada. – Ese pedazo de mierda, se merece lo que le pasó. – Bueno, pero aún no se lo que pasó con Lucas y conmigo, ¿por qué me desperté con él abrazándome? – Me guardé el detalle de que estaba desnudo, eso se quedará para mi deleite personal – ¿Estabas en la cama con él?, y ¿por qué lo sigues llamando Lucas?, ¿lo conoces? – Sí. Ese es su nombre. Lo conocía de pequeña. Pero no estoy tan segura de que siga siendo el mismo… - Quiero detalles Alex, no te guardes nada – Creo que esos detalles no te los puedo dar en este momento, porque sucede que no lo recuerdo – Está bien gruñona, pero en cuanto lo sepas, quiero saber – Tendré que preguntarle a Lucas acerca de ello, pero me temo que no sé si es que lo volveré a ver.

   Sam se fue hace unas dos horas y me siento vacía. Estoy sola en casa sin nada que hacer. Creo que haré unos ejercicios con la x-Box.

   He estado cerca de hora y media con los ejercicios de cardio, y estoy muriendo, voy camino a la cocina por un vaso de agua cuando siento unos fuertes golpes en la puerta – Ya voy – grito, pero primero me tomo un sorbo de agua. Cuando abro la puerta no puedo creer lo que mis ojos están viendo. - ¿Puedo pasar? – Sí claro, pasa. Una vez dentro me giro para quedar frente a frente. - ¿Qué haces aquí? - ¿Cómo eso de qué hago aquí? Me despierto en la mañana y tú no estabas, te busqué como un maldito maniaco para luego encontrar una simple nota que decía “Perdón”… ¿estás de broma? Sólo eso. Nada de gracias o un simple cuídate. – Lo siento, pero no sabía el por qué dar las gracias. No recuerdo nada...- Le digo que me encuentro miserable al no poder recordar, con la esperanza de que se apiade de mí y me cuente. – Ven aquí – me ordena Lucas. Estoy sin aliento cuando avanzo unos pocos pasos hacia él, aunque no se el por qué. – Solo te diré que nada malo te volverá a pasar, ¿me entiendes? – Sí- mi voz sale como un susurro, luego me atrae a sus brazos y me abraza. No lo puedo creer, aún estoy algo dolida por cómo me ha tratado y ahora viene y me trata todo dulce… No me rendiré tan fácilmente, pero lo dejo abrazarme, ya que sus brazos se sienten cálidos y me siento como en casa nuevamente cuando están a mí alrededor.

   Lucas está sentado en el sofá esperando por mí, le dije que subiría a tomar una ducha porque estoy toda sudada y pegajosa.

   Enciendo la ducha y el agua es como un golpe delicioso, pongo shampoo en mi cabello para quedar toda fresca, y luego me enjabono el cuerpo. Termino mi ducha en unos diez minutos y me dirijo a mi habitación. Cuando entro ahí está él, sentado a los pies de mi cama luciendo todo cómodo. – Te dije que esperaras abajo – le digo con mi tono de voz más intimidante posible y afirmando el agarre de la toalla. – Lo sé, pero no podía esperar, me estoy aburriendo – dice algo cansado – Está bien, pero no muevas nada. – Sacó un short de jeans y mi sudadera favorita que cuelga de un hombro, agarro unas zapatillas converse negras y me dirijo al cuarto de baño para cambiarme de ropa. Me tomó más tiempo de lo que pensaba, porque cuando entro a mi habitación veo a Lucas durmiendo en mi cama y se ve adorable. Lo cubro con una manta y me siento en mi escritorio para avanzar unos informes de la universidad. Terminé uno e iba en la mitad del segundo para cuando Lucas despierta. Me giro en mi silla y lo miro, - Buenos días dormilón – Mmm – gruñe como respuesta, eso solo me hace sonreír - ¿Qué es tan gracioso? – pregunta, y mi sonrisa se desvanece, porque su voz suena rasposa, baja y sexy – nada – respondo en un susurro. Deja de hacer eso – me dice algo molesto - ¿Hacer qué? – Respondo a la defensiva, porque no entiendo el cambio repentino de ánimo – Mirarme de esa manera, solo… detente – dice en un tono más suave, como suplicando que lo haga, así que me giro nuevamente en mi asiento y dirijo toda mi atención al informe frente a mi algo confundida.